lunes, 16 de enero de 2012

...sueños cumplidos....


RAVE

Rave significa, literalmente, delirio, desbarre o desvarío. Pero su significado actual tiene su origen en Jamaica, donde a las sesiones de baile (dancehall) se les denomina ravings. De allí, el término saltó a Gran Bretaña, y comenzó a llamarse raver a la persona que iba de fiesta en fiesta, y rave a la fiesta con música techno que se montaba (casi siempre de forma ilegal) tras el cierre de los clubes, por lo general en hangares abandonados o en descampados, y más tarde en playas, calles, castillos y los lugares más insospechados. Toda esta eclosión se produjo en el cambio de década de los años 80 a los 90, y tuvo como principal escenario la autopista M25 que circunda Londres, por la que se desplazaban los jóvenes technoheads británicos, buscando los lugares en los que se instalaron las primeras y míticas raves que tenían nombres tan atractivos y neo-hippies como Energy, Sunrise, Back To The Future, Joy o Live The Dream. Haciendo uso de sus móviles (una de las primeras aplicaciones de la telefonía portátil), los ravers se comunicaban entre sí para poder informarse de dónde se celebraba la fiesta, que a las pocas horas era descubierta e invadida por la policía. El encanto de lo prohibido incrementó el atractivo de las raves, que empezaron a generalizarse también en Europa. La música que podía escucharse en estas fiestas era una mezcla de techno (más bien tirando a hardcore), scally pop (Primal Scream, Stone Roses, The Farm, Happy Mondays) y acid house. Del "Rave Generator" de Toxic Two al "Voodoo Ray" de A Guy Called Gerald, pasando por "Strings Of Life" de Rhythim Is Rhythim, "French Kiss" de Lil´ Louis, "Pacific State" de 808 State o "Activ8" de Altern 8, éstos fueron los grandes himnos de la primera generación rave. Pero sería imposible definir el auténtico espíritu de la palabra rave. Como se decía en el flyer de la rave Nasa, que tuvo lugar en 1992 en Nueva York: "No trates de interpretar o explicar la palabra rave a alguien que no haya experimentado el éxtasis que supone estar en perfecta armonía con todos los que te rodean, el sentimiento de poder bailar en medio de un montón de caras sonrientes, el impacto de un disc-jockey que te puede llevar en un viaje mental desde las más profundas y oscuras cavernas del trance hasta las más altas cimas de la utopía espiritual". Era, desde luego, un renacimiento del espíritu hippie (paz, amor, unidad), que en realidad escondía tras de sí una mentalidad totalmente basada en el más puro hedonismo, en ese "bailemos mientras caen las bombas" del que hablaban los nuevos románticos



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